Modelo económico y social 02
Nuestra economía, en la que vivimos, está impregnada de la ideología de nuestro tiempo. Está marcado y definido por el uso del dinero como fin y acumulación, por la fe en el crecimiento continuo (crecimiento del valor del PIB) como sinónimo de bienestar y por el uso de los mercados como herramienta de asignación e intercambio. Sin embargo, hemos visto cómo esta economía y el modelo que la sostiene generan fuertes desigualdades, grandes turbulencias y crisis sistémicas.
Nuestra forma de producir explota la Naturaleza y las personas, especialmente las mujeres, y saquea los recursos naturales de otros territorios, generando gran desigualdad e injusticia social. También hace un uso de recursos materiales y energéticos que ignora su naturaleza finita. La crisis ecológica y social en la que estamos inmersos es, por tanto, consecuencia directa de la forma en que se produce (y se consume) dentro del sistema económico capitalista, y de esta manera responde a la lógica de un mercado globalizado, patriarcal y colonial. . .
La consecuencia ambiental de esta forma de producción (y consumo) es una Naturaleza sobreexplotada y degradada hasta tal punto que hoy, la comunidad científica ha llamado a esta era en la que vivimos “Antropoceno”: una era geológica donde se producen los cambios más significativos en la El sistema terrestre ha sido producido por actividades humanas propias de nuestra civilización industrial.
En las últimas décadas, la actividad humana ha superado la biocapacidad de la Tierra, está provocando la pérdida de biodiversidad a un ritmo acelerado, alterando los procesos dinámicos de la biosfera, al tiempo que profundiza las desigualdades humanas en todos los ejes de dominación. Quienes detentan el poder económico y político, y en gran medida las mayorías sociales que los sustentan, no son conscientes de que nuestra especie depende de estos recursos naturales, ni que la vida humana se mantiene gracias a condiciones biofísicas y geofísicas. que están alterando. Ignoran lo que es esencial para sostener la vida. Habitamos un planeta finito, con recursos cada vez más escasos, por lo que el crecimiento ilimitado no es real ni posible.
Las regulaciones más laxas del sistema productivo no sólo atentan contra la Naturaleza, sino también contra la vida cotidiana de las personas, ya que permiten una mayor desprotección y aprovechan la ausencia de derechos laborales mínimos que garanticen la seguridad laboral y la calidad del trabajo. vida. Jornadas laborales de más de 12 horas sin apenas descansos, condiciones de salud muy cuestionables y salarios miserables son algunas de las características de este modelo productivo en muchos Estados.
Más allá de estas situaciones extremas, existen muchas otras situaciones igualmente injustas y generalizadas en el mercado laboral actual: jornadas agotadoras, dificultad para conciliar la vida laboral y personal, desigualdades salariales en función del género y la edad, bajos salarios y derechos laborales deficientes, desempleo y precariedad y inseguridad… y una larga lista de consecuencias sociales derivadas de un modelo que no mira por el bienestar de las personas involucradas sino por el lucro y el máximo beneficio de unos pocos.
Estas lógicas que se esconden detrás del modelo de producción capitalista toman forma, igualmente, en el modelo de negocio que lo ejecuta. La aparición de empresas multinacionales a lo largo del último siglo supuso un importante cambio productivo, donde no sólo se produce para los mercados internacionales, sino que también se organiza la propia producción en base a esa aldea global, externalizando las distintas fases productivas a aquellos países donde hay más excedente. se puede obtener el valor. Se trata también de un sistema monopolista cuya influencia y bajos precios (a costa de la explotación laboral y medioambiental) han destruido el tejido productivo de muchos lugares, generando una enorme dependencia productiva e impidiendo el desarrollo económico de numerosos territorios.
Pirámide de riqueza global. (Fuente: El País)
A partir de esta categorización, se establece que la crisis sistémica y social que asola al mundo es responsabilidad del modelo depredador del Norte Global, un escaso 20% de la población mundial, cuyos impactos negativos castigan más severamente a los 80% restantes. El modelo económico excesivo del Norte Global no sólo extrae recursos (mano de obra incluida) de los países del Sur Global, sino que también les deja desperdicios, desperdicios, contaminación y otras consecuencias de su proceso productivo. En paralelo, se cierran las fronteras a aquellas personas que buscan una vida mejor, huyendo de sus países de origen devastados por la guerra, las violaciones de derechos fundamentales, la pobreza extrema…, en gran medida debido precisamente a este modelo de expolio y dominación del Norte Global, donde las mujeres y las niñas son una vez más
Esta situación se ve agravada por los efectos del cambio climático, que, si bien están presentes en todo el planeta, tienen un mayor impacto en aquellas poblaciones que tienen menos recursos para afrontarlo.