El Laboratorio Mediterráneo de Coproducción 

de Innovación Social

La Economía Social y Solidaria (ESS) ha demostrado durante mucho tiempo su capacidad para promover un desarrollo más sostenible, inclusivo y anclado localmente mediante la creación de empleos de calidad que generen impactos sociales y ambientales positivos en la comunidad. La SSE propone la incorporación a la práctica empresarial de lógicas de cooperación, apoyo mutuo y participación, que establecen escalas salariales justas y proporcionales, bajo transparente, social y ambientalmente responsable prácticas que no buscan el lucro y la acumulación sino la calidad de vida de las personas y su entorno.

Desarrollar un ecosistema local de ESS se trata de acercar los procesos de producción y consumo reducir los impactos ambientales asociados con el transporte y la distribución y trasladarse riqueza en los territorios a través de canales cortos que reducen los intermediarios y revalorizan la actividad productiva en origen.

Históricamente, durante los períodos de crisis, hay un aumento en el valor otorgado a la cooperación y la solidaridad. En crisis recientes, ya sea crisis de salud pública (como la crisis de COVID-19), crisis financieras (como la crisis de 2008) o desastres naturales (como el tsunami de 2004), las cooperativas y las organizaciones de economía social más amplias fueron clave para ayudar a reconstruir su comunidad. Las organizaciones de Economía Social y Solidaria son particularmente exitosas en llegar a los grupos vulnerables y reintegrarlos a la sociedad, llenando así algunos de los vacíos dejados por el estado y el mercado.

Al mismo tiempo, el desarrollo de un ecosistema local de ESS puede favorecer los enfoques preventivos para ahorrar costos futuros o explícitamente reducir las externalidades negativas de las actividades económicas. La ESS permite una mejor asignación de recursos en la provisión de algunos servicios y bienes, y esta es una de las razones por las cuales los enfoques y estrategias de desarrollo regional están aprovechando cada vez más el potencial de la Economía Social y Solidaria. Debido a las características específicas de los modelos empresariales sociales y solidarios, la ESS produce efectos positivos adicionales sobre los gastos públicos (por ejemplo, ahorro de costos), sobre las personas (por ejemplo, empoderamiento), sobre los territorios (por ejemplo, cooperación en los ecosistemas locales) y sobre la sociedad ( ej., cohesión social).

Estas funciones de mitigación y prevención hacen de la ESS un socio natural y de confianza del gobierno y de la sociedad civil en general. La ESS puede colaborar para complementar la acción pública en áreas concretas (sanidad, servicios sociales, educación, lucha contra la pobreza, inserción laboral), que como se ha mencionado anteriormente pueden apreciarse especialmente en tiempos de crisis, guerra o epidemias, porque la economía social puede actuar con rapidez , desarrollar alianzas de manera efectiva a través de sus redes y actuar como un socio de confianza.

En definitiva, la ESS es un modelo útil para promover una transformación de nuestro modelo económico en una dirección más justa y sostenible socialmente, ya sea a nivel regional, nacional o local. En particular, el desarrollo de un ecosistema local de ESS permite a las autoridades locales desarrollar vínculos más fuertes con las comunidades sirven a través agendas estratégicas “localistas” que reconocen la valor de apoyar a los proveedores locales.